Reportaje

Un viaje hasta…. La Merced y San Francisco Javier


Jesuitas, palabra la cual  relacionamos con la religión, este grupo de gente religiosa tenía como vocación transmitir, hacer llegar la palabra de Dios a cualquier parte del mundo pero su misión no acaba hay. Su misión empezó basándose en argumentos teológicos pero aumentaron sus labores y han conseguido durante muchos años formar académicamente a muchas personas. El colegio ha evolucionado y ha conseguido alcanzar límites que los jesuitas no se plantearían cuando llegaron a Burgos. Su camino no ha sido un camino de rosas precisamente sino que han pasado por muchas adversidades y han superado muchas piedras en el camino….

La historia de los jesuitas es muy dilatada, han estado presentes en multitud de lugares y han dejado huella por donde han pasado pero su historia en nuestra ciudad, en la ciudad de Burgos, se inicia de una manera tímida y temprana.
Para narrar los pasos dados por este grupo religioso en nuestra ciudad primero hay que hacer referencia a su máximo exponente y creador, S. Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía en el año 1540. A partir de los primeros 10 años de historia de este grupo dedicado a Dios ponen en pie en Burgos los primeros jesuita y desde su llegada hasta al día de hoy en el que siguen realizando su labor han pasado ¡¡500 años!!.

Como hemos dicho, en cualquier historia que se precie hay que situar su comienzo y en el suyo los jesuitas llegaron con la idea de recorrer iglesias, calles y plazas predicando la Palabra de Dios. Aún así en sus comienzos se les paso por la cabeza la idea de ofrecer otro servicio a la ciudad algo más que la predicación directa, la idea de crear la figura del padre jesuita docente o enseñante. Como he mencionado anteriormente los jesuitas tuvieron que superar diversas dificultades como expulsiones, desamortizaciones, suspicacias, envidias y algún contratiempo más. Todas estas penurias terminarían por dejarlas atrás con la llegada del siglo XX.

El inicio lo podemos ubicar allá por los años 1550 y ponen pie en nuestra ciudad cinco jesuitas, los cuales se instalaron en unas casas situadas en el barrio de San Gil. En estos momentos tuvieron que hacer frente a la primera adversidad, su estancia en este lugar fue breve debido a las suspicacias entre los lugareños quizás causadas por el aspecto un tanto desaliñado de estos jesuitas como consecuencia de esto pasaron alguna temporada en la cárcel.

Tras salir de la cárcel buscaron otro emplazamiento para seguir con su misión, este segundo emplazamiento se situó en la plaza Huerto del Rey. En este lugar se inicia el primer colegio en el año 1552. En poco tiempo las casas del Huerto del Rey resultan insuficientes para albergar a los alumnos y en 1560 la Compañía consiguió la cesión de unas propiedades en el barrio de Villamar que estuvo en funcionamiento aunque no de forma continuada, durante los siglos XVI al XVII. Allí establecieron el colegio de Nuestra Señora de Belén el cual funcionó correctamente hasta bien entrado el siglo XVII. En estos primeros años de enseñanza todavía se centran en aumentar el grupo y formar a personas para que vayan por todo el mundo para predicar, confesar y ayudar… Por estos años la sociedad no era tan desarrollada y no tenían las facilidades de hoy en día para conseguir alimentos por tanto en estos colegios poseían un corral, una viñada, un herrén y un pajar todo ello para poder conseguir algunos alimentos propios.

Seguidamente llegaron a un tercer momento en 1566 se trasladaron hasta la iglesia de S. Lorenzo y el edificio del Orfeón Burgalés. Por aquellos años allí situaron el centro más importante de Castilla, el Colegio de S. Salvador de los Jesuitas. En estos momentos empiezan a aparecer los primeros colegios de jesuitas dedicados no solo a la formación de teólogos, su misión fundamental fue hacer llegar la enseñanza más elemental a los más desfavorecidos.

Debido a las posibles dificultades para conseguir alimentos en el año 1590 los jesuitas crearon una granja con el objetivo de proveer de productos agrícolas y ganaderos a los colegios.

Todo parecía ir perfectamente entre los jesuitas e iban consiguiendo sus objetivos poco a poco y asentándose pero entrando el año 1767 se encontraron con la segunda dificultad y la más dañina para la Compañía, su expulsión de España determinada por Carlos III. Después de tanto sufrimiento en 1791, Carlos IV decide permitir el regreso de los jesuitas a España pero su vuelta no se hizo efectiva hasta el año 1862 cuando recibieron la invitación por parte de Primo de Rivera y el cardenal-arzobispo Lapuente.
Ese año regresaron a su antigua casa de la calle S. Lorenzo por aquel entonces llamado Colegio de S, Carlos. Aquí se impartían clases de: latín, griego, hebreo, gramática y humanidades así como primeras letras y números a niños pobres. En el año 1868 estalla la “Revolución Gloriosa” y ya no volvieron a asentarse en este edificio.

Una de las etapas más interesantes y quizás desconocidas de los jesuitas la encontramos entre los años 1565 – 1575 donde gestionaron y administraron la actividad académica del Colegio de S. Nicolás (hoy I.E.S Cardenal López de Mendoza).   

A partir de aquí aparece la etapa actual y más conocida por la gente más joven y últimos alumnos del colegio actual de los jesuitas (La Merced y San Francisco Javier).
En 1880 compraron el convento de La Merced donde crearon y existió un centro de Formación Humanística. Ente 1919–1920 el edificio de La Merced se convirtió en sede del colegio de La  Merced que inició su andadura contando con 36 alumnos, un año más tarde aumentaron hasta los 120 y en 1926 alcanzaron los 169. Estos alumnos acudían al “López de Mendoza” a recibir sus clases. La etapa en La Merced llegó a su fin en 1926.
En esta época estudiaban: Hª Sagrada, Religión, Urbanidad, Geografía e Historia y Ciencias Naturales o Hª Natural.

A partir de aquí se produce la etapa de asentamiento, de mayor progreso y expansión de los jesuitas. En los años 50 el actual colegio de La Merced empezó su andadura en la calle La Merced nº 10. Este colegio empezó con 20 alumnos. A finales del siglo XV se levantó la iglesia de La Merced la cual habitaron los jesuitas desde 1890. Este colegio de la calle La Merced inició sus clases el 15 de Octubre de 1956, con un total de 22 alumnos y 50 externos. En este año se tomó la decisión de ampliar la extensión del colegio de manera que se abrieron las puertas a alumnos que no quisieran o buscasen acabar siendo jesuitas.
Tras confirmarse la ocupación de este emplazamiento y gracias a la media adoptada de aceptar a alumnos que no quisiesen formar parte de la Compañía, el colegio los tres años siguientes y culminándose en el curso 1959–1960 el colegio lo integraban 255 alumnos. Un dato que es y fue sinónimo de progreso y de cambio de mentalidad, fue el hecho de que se empezó a aceptar a las primeras profesoras.

Otro hecho significativo de la evolución de la ciudad fue que en 1956 gracias a un duro trabajo de uno de los jesuitas más ilustres, P. Arregui, nació la Academia Universitaria de Derecho, el primer centro universitario de la ciudad. Terminó su andadura en el curso académico 1981-1982 pasando el testigo a los estudios de Derecho que se impartían en el Colegio Universitario de Burgos, actualmente Facultad de Derecho.

El último paso dado hasta nuestros días se dio en 1975 cuando el colegio abandonó la calle de La Merced y se traslado a la zona de la Quinta, específicamente en la C/ Molinillo. Este cambio supuso el traslado de 500 alumnos este no fue el único cambio sino que se cambio el nombre llamándose, S. Francisco Javier. En 1997 el colegio estaba compuesto por 1973 alumnos muestra inequívoca de la superación y el fruto del duro trabajo realizado desde su llegada.
Otra muestra del cambio de mentalidad de la sociedad y de su modernidad es que en la década 80-90 el centro abre las puertas a las chicas, convirtiéndose así en un colegio mixto. A las chicas no se las permitía cursar los cursar los niveles educativos inferiores sin embargo, si cursaban el preuniversitario y el COU, por este cambio el año 1986 fue importante.

En el año 1987 marcó un antes y un después en la historia del centro. Los jesuitas decidieron traspasar a los salesianos las instalaciones del Padre Aramburu situado en la Castellana. Con este cambio se produjeron cambios en la plantilla de profesores, ya que muchos se cambiaron para iniciar una nueva andadura. En el verano de 1987 supuso también unos cambios de colaboración y de traspaso de poderes con los nuevos dueños.

El año más significativo de la década de los 90 fue el año 1997 cuando el edificio creció físicamente, donde se levantó un polideportivo en las instalaciones del centro. El último cambio visible hasta el día de hoy se dio en las navidades del 97-98 cuando el colegio abandono sus instalaciones en la C/ Molinillo y se mudo a la C/ Diego Luis de S. Vitores. Como toda evolución de las cosas el escudo del colegio también sufrió múltiples cambios.

 El acontecimiento que significo la cumbre de los jesuitas surgió el 19 de Junio de 2007 cuando La Merced y San Francisco Javier recibió la “Q” de calidad, certificado de reconocimiento que muestra que el colegio cumple unas características que escasos colegios cumplen en Burgos.

Actualmente en el siglo XXI el colegio La Merced y San Francisco Javier cuenta con los cursos académicos de: educación infantil, primaria, secundaria obligatoria, bachillerato y ciclos formativos (Grado Medio, Grado Superior y Garantía Social) todo esto da muestra del progreso mencionado anteriormente.
Pero como en toda historia también hay cosas raras y cambios que en años anteriores quizás los jesuitas no les abrían aprobado como que el actual centro cuenta con los cursos de bachillerato en modalidad de privado, lo cual no concuerda con la idea inicial de los jesuitas de ofrecer ayuda escolar a los más desfavorecidos.

Esta historia es una más, la cual demuestra que luchando por lo que quieres con esfuerzo se consigue, ahora lo difícil no es llegar sino mantenerse.